SI SABES CÓMO SE FORMAN LA CARIES Y EL SARRO, ENTENDERÁS POR QUÉ ES SANO LAVARSE LOS DIENTES
La caries es una enfermedad infecciosa, una de las más extendidas en todo el mundo, fruto de la confluencia de varios factores. La provocan las bacterias que habitan la boca humana cuando entran en contacto con los alimentos. Pero, cada individuo tiene su propia colonia bacteriana y de su número y composición dependerá que la persona tenga tendencia a tener caries o no.
Las bacterias orales se fortalecen principalmente con todos aquellos alimentos que contengan carbohidratos como son los azúcares. Por tanto, la dieta juega un papel relevante a la hora de desarrollar más o menos caries.
Otro factor fundamental es el que se conoce como “huésped”, que son las características de cada persona: tipo de saliva que produce y la resistencia de su esmalte.
Cómo se forma la placa bacteriana
Cada vez que comemos, los alimentos son recibidos en nuestra boca por centenares de bacterias. A las 4 horas después después de comer, si no nos hemos cepillado los dientes, ya se ha formado la placa bacteriana con la interacción que ha habido entre las bacterias y los alimentos.
Esta placa o biopelícula, en sus inicios, tiene forma de depósitos blandos que se van disponiendo sobre la superficie dental y las encías. Si nos cepilláramos una media hora después de la ingesta, sería relativamente fácil romper esta placa y expulsarla de nuestra boca.
Por contra, cuanto más tiempo la dejemos constituirse, mayor es la capacidad de adhesión que desarrollan la bacterias que están en dicha placa. De manera que, dichas bacterias se unen cada vez más entre ellas y son capaces de atraer a nuevas especies bacterianas.
Si pasan días sin limpiarse los dientes, aunque sean pocos, estas bacterias proliferan formando colonias, y mutan en bacterias cada vez más dañinas.
De ahí, la importancia que cobra el cepillo de dientes para, día tras día, ir destruyendo esta maya pegajosa antes de que se haga demasiado fuerte y ya no pueda ser barrida de las superficie bucal.
Ataques de ácido al esmalte
De entre las centenares de cepas bacterianas que hay en la cavidad oral, hay un tipo de bacterias que tiende a segregar ácidos, cosa que hace descender el PH de nuestra boca.
Esos ácidos son los que, a fuerza de atacar el esmalte, acaban demineralizando la superficie y provocando la caries.
Simultáneamente, la placa bacteriana se va calcificando y da lugar al sarro o cálculo. Dicha placa se va haciendo cada vez más dura por la precipitación de sales minerales, un proceso que dura unos 14 días.
El sarro actúa de barrera y atrapa a las bacterias de la placa, de manera que, cada vez se acumulan más y van penetrando peligrosamente por la encía. Por eso la aparición de cálculo o sarro está ligada con el desarrollo de la gingivitis o la periodontitis. Aunque en cada boca, se produzca de una manera particular, según sus características.
Riesgo de gingivitis y periodontitis
A mayor acumulación de gérmenes, mayor es la probabilidad de desarrollar una enfermedad periodontal; bien la gingivitis que, debido a la filtración de sarro por dentro de la encía produce irritación, inflamación o sangrado o bien la periodontitis, mucho más crítica porque destruye tejido periodontal y hueso alveolar, por tanto, las piezas dentales comienzan a moverse y será necesario reemplazarlas.
Sin embargo, cada boca es un mundo. Y hay personas que por el tipo de bacterias que tienen en la boca y de saliva, presentan una mayor tendencia a hacer caries y, por el contrario, otras cuyas bacterias y características salivares, no son tan propicios a este tipo de problemas bucales.
Imprescindible: una buena higiene bucal
Lo que es una evidencia es que una mala higiene bucal, tanto en unos como en otros, provoca problemas dentales antes o después. Por eso, los odontólogos/as insisten tanto en la prevención y en la necesidad de educar a la población, desde bien pronto, a cuidar de la salud de su boca.
El cepillado se recomienda tres veces al día, después de cada comida, para precisamente romper la formación de esa placa bacteriana. Como la propia saliva limpia-ayuda a eliminar resto de alimentos y reequilibra el Ph de nuestra boca- los últimos estudios recomiendan esperarse media hora después de la ingesta de los alimentos y después, cepillarse los dientes. Si los cepillamos inmediatamente, el ácido, que hay en ese momento en la boca y que no ha podido ser neutralizado por la saliva, se esparce por toda la cavidad bucal y eso no es conveniente.
Poca pasta y el colutorio adecuado
Es más eficaz ponerse poca pasta de dientes (el tamaño de un guisante) para no entorpecer el efecto arrastre que tiene el cepillo. Dicha pasta suele llevar flúor con lo que refuerza el esmalte y si el ataque ácido de las bacterias está iniciando una pequeña brecha, el flúor puede ayudar a remineralizar el esmalte dañado.
Como complemento al cepillado habitual se recomienda utilizar colutorio por su efecto antibacteriano. Es importante recordar que los colutorios con alcohol tienden a resecar la boca, los que contienen clorhexidina son buenos antisépticos aunque, utilizados más de 10 días seguidos, tiñen los dientes. Por otro lado, aquellos los enjuagues que contienen flúor es mejor utilizarlos entre cepillado y cepillado, puesto que nos acabamos de poner flúor con las pasta de dientes.
Una buena higiene oral previene casi todas las complicaciones de la boca pero hay que ser constante y saber cepillarse eficazmente. Si hay un rincón de la boca al que nunca llegamos con el cepillo (últimos molares o en los cuellos de los dientes) se irá acumulando allí la placa bacteriana y acabarán surgiendo problemas por mucho que nos cepillemos diariamente.
En este mismo blog, encontraréis un post dónde se explica cómo limpiarse la boca de manera correcta.
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