Por qué aparecen la caries y el sarro
La aparición de la caries y el sarro dependen de una serie de factores: la higiene oral de la persona, el tipo de saliva, las bacterias que cada cual tenga en la boca, el tipo de dieta y el tiempo, cuanto más tiempo pasa sin cepillarnos más caries y más sarro irremediablemente. Una cosa es segura: quien se lava los dientes bien y regularmente tiene muchísimas menos probabilidades de tener complicaciones en la boca.
En la boca de todos nosotros habitan centenares de tipos de bacterias. Cada vez que comemos, estas bacterias interactúan con los alimentos y la saliva. Si tenemos un alto porcentaje de bacterias que fomentan la aparición de caries– que son todas aquellas que generan ácido (acidogénicas) y las sobreviven a un ambiente con un PH bajo (acidúricas)- tendremos tendencia a padecer caries.
Si a esas bacterias las “alimentamos” con carbohidratos– en especial azúcares- más fuertes se harán y mayores serán sus ataques de ácido contra el esmalte.
El ácido lo que hace es perforar la superficie del esmalte y a través de ese hueco las bacterias avanzan y van careando el diente. Lo que quiere decir que van infectando la pieza dental con nuevas bacterias que se multiplican y mutan, haciéndose cada vez más agresivas.
Por el contrario, si tenemos un bajo porcentaje de estas bacterias, estaremos naturalmente más protegidos. Es por eso que hay personas con tendencia a padecer caries y otras que no, aunque tengan la misma higiene.
Contra el sarro, higiene.
Con el sarro ocurre los mismo, por aquella parte de la boca dónde pasa el cepillo no crece el sarro.
Todo empieza con la “placa bacteriana” : una película invisible que van construyendo las bacterias incansablemente y que, con los alimentos que comemos, aún se activan más generando una sustancia intermicrobiana que hace que se vayan pegando unas a otras hasta formar una pared.
A partir de las 4 horas, si el cepillo de dientes no ha “barrido” esta placa y destruido esa unión de bacterias, la placa se va endureciendo hasta que llega un punto que ningún cepillo de dientes del mundo podría con ella.
El sarro es placa calcificada
Si sigue pasando el tiempo y nadie la molesta, la placa se calcifica, los iones de calcio se unen con los complejos carbohidratos y las proteínas y se produce la precipitación de sales de fosfato cristalino.
Es, en ese momento, cuando surge el “cálculo” más popularmente conocido como sarro. Es por eso que se vuelve tan duro e imposible de arrastrar con el cepillado. Sólo se elimina con una limpieza profesional en una buena clínica dental.
Gingivitis y periodontitis
Lo malo del sarro no es sólo que haga daño a las encías– como es el caso de la gingivitis, que es una inflamación de las encías- es que atrae a las bacterias que se adhieren rápidamente a su superficie y utilizan esa pared calcificada para proliferar y profundizar, atravesando la encía, hasta llegar a la raíz.
A medida que van alcanzando profundidad, las bacterias van mutando a especies más malignas y agresivas, con los cual adquieren el poder de destruir el ligamento periodontal y el mismísimo hueso.
Es lo que conocemos como periodontitis. Se pierde hueso por ese ataque bacteriano y al perder sujección se corre el riesgo de que la pieza dental quede inestable, empiece a moverse y, al final, se pierda.
El cepillado es la clave
Por eso en Clínica Dental Bonet le damos tanta importancia a la higiene y a la prevención. Somos conscientes que la higiene es la clave para evitar la aparición de cáries y sarro y por eso intentamos explicar a cada uno de nuestros pacientes la técnica de cepillado que más eficaz le pueda resultar.
La higiene es la base de una boca sana. Por mucha tendencia que tenga alguien a padecer caries o sarro…si se cepilla bien, no tiene nada que temer.
Se trata de que las bacterias tengan que volver a construir la placa bacteriana que el cepillo ha descabalado. Por eso, el cepillado debe ser después de cada comida, para que no les de tiempo a actuar y a conciencia, rincón que no lleguemos, rincón que estará endureciéndose.
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