PERIODONTITIS: CUANDO SE PIERDE ENCÍA, SE PIERDE HUESO.
La periodontitis es una enfermedad crónica que afecta a las encías. Se inicia con acumulación de sarro, pero deriva en una infección bacteriana severa que acarrea la retracción de las encías y la pérdida de hueso. Sin sujeción, las piezas dentales se mueven y se caen o han de ser extraídas.
El inicio de esta patología suele ser la gingivitis: se empieza a acumular sarro alrededor de las encías y éstas se inflaman y sangran, cosa que se detecta especialmente con el cepillado.
Si en este punto, acudimos a una clínica dental a hacernos una limpieza profesional (tartrectomía), lo normal es que las encías se desinflamen a los pocos días, dejen de sangrar y se recupere la higiene y la salud de la zona afectada.
Cuando no se trata la gingivitis
El problema es si se hace caso omiso a estos síntomas y dejamos el tiempo pasar. Lo que ocurrirá será lo siguiente: cada vez se acumulará más sarro, con lo cual la encía se retraerá ( se retirará hacia arriba en el maxilar superior y descenderá hacia abajo en la mandíbula).
Con la pérdida de encía, irá quedando al descubierto parte de la raíz, una zona que es mucho más sensible que el esmalte de la corona y podemos empezar a padecer problemas de sensibilidad (molestia ante alimentos o bebidas muy frías o muy calientes).
Si se retrae la encía es que se está retrayendo el hueso
Sin embargo, lo peor no se ve tan fácilmente porque está ocurriendo debajo de la encía y es que empiezan a proliferar las bacterias. En nuestra boca hay centenares de bacterias de distintos tipos que interactúan con los alimentos que nos llevamos a la boca.
Parte de estas bacterias son las que, al interactuar con la saliva, producen el sarro. A mayor cantidad de sarro, más proliferan dichas bacterias y más destructivas se van volviendo a medida que van descendiendo por la raíz.
Dichas bacterias van a intentar profundizar más y más y a arrasar a su paso con el tejido periodontal, que son los filamentos que anclan la pieza dental al hueso. De manera que, a medida que avance la pérdida de encía, irá avanzando la pérdida de hueso y de tejido periodontal.
Pérdida de piezas dentales
Si esta pérdida es considerable, la pieza dental empieza a tener movilidad. Si detectamos esta movilidad en su fase inicial, aún es posible intentar salvarla con el llamado Raspaje y Alisado Radicular (RAR) o curetaje, que es una limpieza que se hace con un instrumental llamado “curetas” que tratan se arrancar el sarro adherido a las raíces, para frenar la pérdida y limpiar el área de bacterias malignas.
Si la movilidad ya es considerable es que la batalla está ya perdida y la pérdida de hueso es irreparable. En ese caso sólo cabe la extracción o muchas veces, caen solas en un momento dado.
La periodontitis es irreversible y crónica
La periodontitis es además una enfermedad crónica. Es decir, el/la paciente se tiene que cuidar toda la vida. Cómo? Primero con una buena higiene personal cepillándose 3 veces al día, utilizar pasta y colutorio especial para las encías y acudiendo a limpieza de boca cada 4 meses o cada 6 meses, según determine el/a dentista.
Es irreversible porque con el tratamiento se frena su avance pero todo lo que se haya perdido de hueso y encía no se vuelve a recuperar de manera natural. Por eso es tan importante el cepillado de dientes y las limpiezas de boca, son los grandes métodos de prevención que existen.
Además es que la periodontitis suele ser hereditaria, así que si alguien de la familia la ha pasado, habrá que vigilar a la descendencia para prevenirla y poderla tener controlada antes de llegar a la pérdida de dientes o muelas.
La buena noticia es que se puede prevenir con una buena higiene, por lo que está en nuestras manos dejar que avance o no. El tabaco y el alcohol aceleran en avance de la periodontitis, así que hay que evitar al máximo su consumo.
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