BOCA SECA: CUANDO LA SALIVA DEJA DE PROTEGERNOS

Si le persigue la sensación de tener sed, si se le resecan mucho los labios o le cuesta tragar los alimentos, incluso habla con dificultad o tiene más caries de lo habitual o problemas en las encías…es que puede padecer sequedad bucal.

La saliva cumple un papel fundamental en nuestra salud: facilita la masticación de los alimentos, posee enzimas que ayudan a la digestión, es antibacteriana, antivírica y antimicorbiana, regula el PH de la boca, aporta minerales al esmalte y ayuda a retener las prótesis. En definitiva, desempeña una importante labor protectora.

Por lo tanto cuando dejamos de producir la saliva necesaria o esta no es de calidad, la boca empieza a padecer muy seriamente sus consecuencias.

Causas de la sequedad bucal

Las alteraciones en la secreción de la saliva suelen aparecer cuando se consumen habitualmente medicamentos (sobretodo antihipertensivos y antidepresivos), en el caso de padecer diabetes o haber sido sometido a radioterapia por cáncer en cabeza y cuello o tener extirpada alguna glándula salival o sequedad generalizada en las mucosas (ojos secos, nariz reseca, labios cortados).

Es más común en mujeres que en hombres. A raíz de la menopausia, de embarazos, por el consumo de anticonceptivos o simplemente por el hecho de haber sobrepasado los 40 años, las probabilidades de sufrir alteraciones en el flujo salival aumentan.

Grados de la patología

Dentro de las consecuencias de padecer pérdida salival, existen distintos grados; puede que se haya perdido ligeramente la capacidad de generar saliva (“hiposialia”) o que directamente a penas se produzca (“boca seca”) y que se produzca saliva pero, por su composición deficitaria, ésta no esté ejerciendo sus funciones (“pérdida de la función salival). El conjunto de síntomas que aparecen por la ausencia de saliva (caries, complicaciones en las encías, sed continua, dificultad para hablar y tragar) es lo que se conoce como “xerostomía”.

Soluciones

Es muy difícil alcanzar el nivel o la calidad óptima de saliva cuando se padecen problemas de sequedad bucal. Sin embargo, se pueden suavizar sus consecuencias con higiene y prevención, evitando todas aquellas sustancias que resequen aún más la cavidad oral.

Lo primero que hay que hacer para mitigar las consecuencias de este problema es extremar la higiene bucodental; así se evita el acúmulo de placa, la gingivitis o la periodontitis, la aparición de caries o de erosiones en las paredes de la cavidad oral. A mayor higiene, menos complicaciones.

Esto supone cepillarse los dientes 3 veces al día y, sobre todo, media hora después de las comidas. Nada más comer, aumenta la acidez en la boca y si nos cepillamos inmediatamente, estaremos repartiendo todo ese ácido por la cavidad oral, contribuyendo a la erosión del esmalte.

Lo segundo sería evitar todo aquello que aumentara la sequedad bucal. Eso pasaría por evitar el tabaco y el alcohol, así como los alimentos ácidos que puedan dañar el esmalte (mejor una naranja a trozos que en zumo, puesto que al masticarla estaremos incentivando la producción de saliva), complementos vitamínicos o bebidas isotónicas.

Pastas de dientes que no resequen

También se recomienda utilizar pasta de dientes o colutorios cuyos ingredientes no resequen. Hay que fijarse en aquellos productos de aromas suaves, con PH neutro, sin espumantes (Lauril Sulfato Sódico), con flúor en forma de Fluoruro Sódico (mejor que el monofluorato de sódio) y con “xilitol”, que previene la caries, es dulce, refrescante y estimula la producción de saliva.

Descartados los colutorios con alcohol por la sequedad que producen. Todos aquellos productos antibacterianos (Clorhexidina, Triclosán, Hexatidina) sólo se pueden utilizar de manera puntual en los casos de gingivitis o periodontitis.

Caramelos sin azúcar, ni sorbitol

Atención al uso de caramelos para estimular el flujo salival. Los que se presentan sin azúcar y con sorbitol no son recomendables, puesto que las bacterias de la boca se adaptan fácilmente al sorbitol, lo digieren con rapidez y pueden producir caries. Por tanto, mejor sin azúcar, ni sorbitol.

Curiosamente el agua no hace nada en caso de sequedad bucal. De entrada parece que refresque, pero al poco rato, vuelven a surgir las molestias de la sequedad bucal.

En caso de padecer serios problemas de sequedad bucal se puede recurrir a los sustitutivos salivares o la saliva artificial, que pueden encontrarse en cualquier farmacia.

Según la sabiduría popular, ponerse en la boca de vez en cuando un hueso de picota o de cualquier fruto de pequeño tamaño, estimula las glándulas salivares y aporta un alivio considerable.

También puede resultar refrescante y estimulante, pasear por la cavidad bucal un cubito de hielo (crioterapia), así como consumir alimentos hidratantes como son las frutas y las verduras.