QUEREMOS AYUDARTE EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER ORAL
El cáncer oral es relativamente fácil de detectar porque presenta unos síntomas muy concretos en la boca. Se trata de un cáncer muy agresivo cuando está avanzado, pero con buen pronóstico si se detecta a tiempo. Por eso es conveniente acudir a revisión, al menos, una vez al año.
La tasa de supervivencia de este tipo de cáncer es del 63% en 5 años, pero si se detecta a tiempo aumenta hasta el 83%. Afecta más a hombres que a mujeres. Entre los factores de riesgo está el tabaco, el alcohol y el virus del papiloma humano que tiene cada vez una incidencia mayor a través de las prácticas sexuales.
Señales externas
Las señales externas de que se puede estar iniciando un cáncer oral u orofaríngeo pueden ser la aparición de llagas que, pasado un mes, no han cicatrizado, nódulos en la boca o la garganta o manchas rojas o blancas en la lengua, paladar o mejillas. Hay otros síntomas menos visibles como pueden ser la afonía, hinchazón, dolor o mal aliento, que pueden darnos la voz de alarma.
Un/a buen/a odontólogo/a debe ser capaz de distinguir cualquier signo sospechoso y poner en marcha el protocolo para hacer el diagnóstico. Una biopsia del tejido afectado dará la respuesta definitiva y pondrá en marcha el protocolo médico para iniciar su cura.
Prevención efectos secundarios en la boca
Si el resultado es positivo se pone en marcha un equipo interdisciplinar formado por oncólogos y cirujanos para buscar la mejor opción para ese paciente según el estadio en el que haya sido localizado el tumor.
El tratamiento pasa por radioterapia, quimioterapia y/o cirugía. Puede ser una de estas opciones o una combinación de estas tres posibles soluciones.
Durante el proceso de curación y después de la misma, el paciente puede sufrir trastornos bucales por la agresividad de los propios tratamientos y la disminución de la saliva provocada por la medicación.
Por ello, desde la clínica dental, el/la odontólogo/a puede preparar la boca de ese paciente para que tenga las menores molestias posibles durante el tratamiento y minimizar los efectos secundarios.
Antes de iniciar el tratamiento
Antes de empezar el tratamiento contra el cáncer, es conveniente hacerse una revisión para resolver las posibles infecciones que haya en la boca, caries etc…ya que todo ello se podía ver agravado por la medicación y generar más problemas añadidos al enfermo en pleno tratamiento.
Se trata de que el/la enfermo/a de cáncer tenga la máxima salud bucal para que pueda alimentarse correctamente y evitarle sufrimiento añadido durante dicho proceso como podría ser la extirpación de una pieza dental en un momento tan delicado.
Ayuda durante y después
Tomando las medidas preventivas adecuadas, se puede conseguir que la boca no sea un problema más y minimizar las consecuencias del tratamiento oncológico.
Una vez finalizado dicho tratamiento, desde la clínica dental se le revisará y reforzará cualquier alteración o molestia que haya aparecido posteriormente para que la recuperación de ese paciente sea lo más rápida y efectiva posible.
Prevención
El tabaco y el alcohol son factores de riesgo para este tipo de cáncer. Sus efectos perjudiciales se multiplican cuando van de la mano, es decir, cuando la persona es fumadora y consumidora habitual de alcohol.
En los últimos años, ha aumentado de manera significativa el cáncer orofaríngeo relacionado con el virus del papiloma humano, por lo que se recomienda la máxima seguridad y protección en las relaciones sexuales.
Es muy importante extremar la higiene y mantener la boca lo más limpia y sana posible para evitar complicaciones.
Una alimentación saludable y una vida equilibrada contribuyen a mejorar el bienestar en general y la salud de la boca, en concreto. El estrés es uno de esos factores invisibles que dañan enormemente nuestra salud.
En todo caso, desde la clínica dental se ha de estar al lado del enfermo, preparándole para que el tratamiento le cause las menores alteraciones posibles y ayudándole si, durante el mismo, surgiesen complicaciones. La boca es sumamente importante en este tipo de dolencias ya que puede alterar la capacidad de alimentarse del paciente y contribuir a que se sienta con menos fuerzas. Por el contrario, una buena alimentación puede hacerle sentir más fuerte para luchar por su recuperación.

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