EL MEJOR CEPILLADO DE DIENTES

Para cepillarse correctamente los dientes, lo primero que habría que hacer es elegir un buen cepillo. Si es manual, éste debería ser pequeño y de cerdas suaves, para poder llegar a los rincones más inaccesibles de nuestra boca, sobre todo a los últimos molares.

Es muy aconsejable recurrir al cepillo eléctrico porque nos advierten cuando nos cepillamos demasiado fuerte-algunos llegan a pararse cuando se supera una determinada presión- además, indican el tiempo que tenemos que dedicar a cada tramo de la boca y son capaces de realizar movimientos vibratorios que pueden ser más costosos hacerlos manualmente.

Aunque, todo ello se puede conseguir perfectamente con un cepillado manual si tenemos destreza para ello.

No cepillarse nada más después de comer

El cepillado ideal debe durar 2 minutos y debe repetirse 3 veces al día, después de cada comida.

Sin embargo, cada vez son más los expertos que aconsejan no lavarse los dientes inmediatamente después de la ingesta de los alimentos. Esto es porque la saliva juega un papel importante a la hora de neutralizar los ácidos que se generan en la boca en la interacción entre las centenares de bacterias que habitan nuestra boca y la comida.

De cepillarnos con excesiva prontitud estaríamos esparciendo por toda la cavidad oral ese ácido recién creado. Por eso, es conveniente dejar a la saliva cumplir su función y que sea ella la que limpie parte de los restos alimenticios y los elimine a través de la deglución.

Pasta: cuanto menos, mejor

Todas las pastas que hay en el mercado actualmente son buenas y contienen la proporción de flúor recomendada  en adutos (1.450 partes por millón de ión flúor). A parte de este componente fundamental, hay dentífricos que se han especializado en sensibilidad, en patologías relacionadas con las encías, blanqueamiento etc. De manera que, cada persona, puede comprobar qué pasta le es más efectiva para sus necesidades.

Lo que es común a todas ellas, es que la proporción de concentración de sus componentes está pensado para una dosis que no es mayor que el tamaño de un guisante.

Teniendo en cuenta que el cepillo es el elemento más importante para evitar la formación de la placa bacteriana, ya que tiene la fuerza para arrastrar las bacterias, la pasta actúa como una ayudante, pero ella sola no podría hacer nada. Por ello, es necesario poner poca cantidad, para que no entorpezca los movimientos del mismo.

Sin embargo, como tiene un papel relevante en cuanto a aportación de flúor para la mineralización de nuestro esmalte, también se está aconsejando no enjuagarse después del cepillado, para dejar que el flúor penetre en los dientes y no se elimine rápidamente con el agua.

Cómo hacerlo

El objetivo del cepillado es arrastrar los restos alimenticios que, en contactos con los centenares de bacterias que conviven en nuestra cavidad oral, van creando la placa bacteriana, que más adelante, puede llegar a convertirse en sarro.

Precisamente por eso, el cepillo tiene que realizar una especie de “barrido” en nuestra boca. El movimiento más oportuno es el que se realiza en vertical, de arriba a abajo.

En el caso del maxilar superior, el cepillo tendría que ir desde la encía hasta el borde del diente y, en el caso del maxilar inferior, el cepillo iría desde la encía hasta el borde de los dientes, de abajo a arriba.

Realizar los movimientos en horizontal hace un gran daño en el esmalte dental, hasta el punto que pude hacernos perder esmalte.

También son adecuados los hacer pequeños círculos que abarquen de dos a tres dientes y siempre de una manera suave.

El cepillado demasiado enérgico no es nada saludable para la salud dental ya que desgasta y erosiona el esmalte, pudiendo producir lesiones que aumentan la sensibilidad.

Colutorios entre comidas

Los colutorios son un buen refuerzo profiláctico. Aquellos que contiene clorhexidina son muy eficaces en caso de infección, para limpiar la zona y rebajar la inflamación de las encías, entre otras cosas. No obstante, empleados más de 10-12 días seguidos tiñen los dientes, de ahí que se recomiende un uso temporal de los mismos.

En el caso de utilizar colutorios de con flúor, puesto que nuestro esmalte acaba de recibir el flúor de la pasta, no resulta eficaz hacerse un enjuague después del cepillado. Esta clase de colutorios son más eficaces si se recurre a ellos entre comida y comida, de esta manera los dientes están protegidos durante más tiempo.